Hemos nombrado a lo largo de todo nuestro blog la palabra “dependencia” , pero realmente que significa. La dependencia a la cual nos referimos es una de tipo tecnológico, la cual consiste en que los individuos hoy en día, se encuentran de una u otra manera ligados a la tecnología, es decir esta se ha hecho partes de sus vidas.
La dependencia tecnológica es parte de nuestras vidas ya que, actualmente nadie esta libre de este fenómeno a nivel mundial. Un ejemplo de esto son las universidades las cuales indirectamente incluyen a los alumnos a este sistema, lo mismo ocurre con los trabajos o simplemente con el Chat, el cual esta cada día mas limitando las relaciones personales presénciales, reemplazándolas por comunicación virtual.
Todo esto se vuelve dependencia cuando los individuos no pueden realizar las actividades que cotidianamente realiza, o mejor dicho desenvolverse en la sociedad sin ocupar alguna herramienta tecnológica. Sin duda, los mexicanos hemos sido beneficiarios del desarrollo tecnico y cienifico de otros paises. Este tema es muy original y ha sido poco estudiado.
Sin embargo, me preocupa profundamente que tu ensayo sirva como argumento a los cavernarios que nos gobiernan y que no tienen ni pajolera idea de la importancia de inversion del estado en ciencia y tecnologia, que entre otras cosas nos expulso a ti y a mi a estudiar fuera del pais.
El resultado de las divagaciones del congreso y el gobierno es, como tradicion, pretender continuar con un esquema de dependencia cientifica y tecnologica que en no nos permite contar con herramientas que sirvan a los intereses y la idiosincrasia de los mexicanos.
Métodos de contingencia
Método Ventajas Contras
No usar tecnología Es barato Es muy difícil
Soporta fallos globales Requiere de más esfuerzo
Es fácil de entender como solución
Preveer tecnologías a prueba de fallos Es fácil de usar No soporta fallos globales
Permite operar casi sin cambios Incrementa el nivel de complejidad de los procesos
Incrementa los costos
En la historia no hay causas únicas que expliquen el cambio histórico como tampoco actores sociales aislados por sí solos pueden dar cuenta de los cambios. La historia es heterogénea y colectiva. Por ello, para ilustrar mi planteamiento con respecto a la historia reciente de la dependencia tecnológica de México, presento tres casos que la engloban espacio-temporalmente.
En la historia no hay causas únicas que expliquen el cambio histórico como tampoco actores sociales aislados por sí solos pueden dar cuenta de los cambios. La historia es heterogénea y colectiva. Por ello, para ilustrar mi planteamiento con respecto a la historia reciente de la dependencia tecnológica de México, presento tres casos que la engloban espacio-temporalmente. El primero son nuestros prejuicios con respecto a nosotros mismos como mexicanos. El segundo son las formas como los actores sociales entienden y dan significado a la ciencia y a la tecnología. En otras palabras, las formas de ver y de pensar la tecno-ciencia. El tercer caso son las fuentes y los actores que crean, impulsan y propician el desarrollo tecno-científico.
Los caballos de vapor cabalgan en México
Hace más de 100 años, a partir de 1790, emergió la tecnología de la energía del vapor de agua aplicada en el diseño de máquinas para producir trabajo mecánico útil. Durante el siglo XIX, la fuerza del vapor fue el motor –y lo sigue siendo para las turbinas hidroeléctricas– de diversas máquinas termodinámicas para transportes, construcción de herramientas, procesos metalúrgicos e industriales. La energía del vapor se convirtió en la fuente energética que orientó los procesos de modernización e industrialización de las sociedades mundiales en mayor o en menor grado. Posteriormente, los motores de combustión interna, la electricidad y la energía nuclear, entre otras fuerzas motrices, continuaron con el proceso de tecnificación de las economías con más invenciones e innovaciones, más máquinas y con más formas para la explotación humana de la naturaleza.
Máquinas, fabricación de metales, aleaciones y herramientas consolidaron la expansión de la capacidad productiva mediante la mecanización y la automatización de la organización masiva de infraestructuras tecno-industriales y en consecuencia transformaron la manufactura de productos de consumo, el orden laboral –con divisiones socio-técnicas-, y en general, modificaron la vida de los seres humanos en lo cultural, económico y lo político.
México, en su historia tecno-científica, se incorpora a la economía mundial orientada por la industrialización, principalmente en la segunda mitad del siglo XIX y con particular énfasis durante nuestra controvertida etapa llamada “Porfiriato”. Durante el periodo de 1870 a 1910, sucedieron en México cambios de organización institucional y de infraestructura tecno-científica impulsados por políticas de inversión extranjera, promoción de industrias, modificación de leyes de patentes, estructuración financiera y bancaria, entre otros. En este contexto llegaron a México los perfeccionados motores de vapor y sus calderas avanzadas –pues ya se conocían en la Nueva España desde 1790- para revolucionar las maquinarias y técnicas industriales.
A pesar de ser el vapor el modelo energético del momento, en México pocas empresas lo utilizaban a partir de 1860. Por otra parte, nuestro país desarrolló escasas invenciones e innovaciones en tecnología de vapor durante el periodo en cuestión que tuvieron un limitado alcance en la reducción de los costos de las importaciones tecnológicas. Hasta ahora, sólo se conoce el caso de una empresa mexicana que copió modelos convencionales de motores y calderas de vapor y que los fabricó en escala industrial, además de producir herramientas y hacer fundición de metales para los componentes de las maquinarias que diseñaba. Se trata de la Fundición de Sinaloa, empresa que estuvo ubicada en el Puerto de Mazatlán a partir de 1862. La fundición evolucionó con varios nombres comerciales –Fundición de Mazatlán, Loubet y Compañía, Compañía Nacional de Construcciones Mecánicas - producto de sucesivas y variadas asociaciones, fusión entre dos fundidoras locales, cambios de inversionistas, adquisición de terrenos y expansión de maquinarias productivas. Durante la evolución de esta empresa, de 1862 a 1907, sus socios aportaron el capital, los conocimientos tecno-científicos, de administración y comerciales, aseguraron trabajadores técnicamente calificados, además de mantener los contactos políticos necesarios. Durante varias décadas, la Fundición de Sinaloa produjo, reparó y mantuvo maquinarias destinadas a empresas mineras, azucareras, textiles, de transportes marítimos y otras actividades productivas localizadas en los estados de Sinaloa, Sonora y de Baja California Sur. De 1891 a 1906, mediante un contrato celebrado con el gobierno mexicano, la empresa fabricó motores y calderas para las embarcaciones de la Marina mexicana, además de instalar un astillero para la reparación de buques. El beneficio que la Fundición de Sinaloa obtuvo de parte del gobierno fue la exención de pago de tarifas de importación en ciertos materiales y productos necesarios para la producción de maquinarias, además del recibir el derecho de pago por cada caballo de vapor que produjera.
A pesar del valor estratégico que esta empresa significaba para el país, la combinación de varios factores contribuyó a su terminación. Paralelamente, la electricidad y los motores de combustión interna fueron desplazando a la tecnología del vapor y en México surgieron las disyuntivas de continuar con vapor o adoptar la energía del petróleo y de la electricidad. El gobierno redujo los términos de sus contratos con la fundición, removió las exenciones de impuestos y además no ofreció ningún estimulo financiero dejándola a su propia suerte. México atravesaba entonces la crisis mundial de la reducción de los precios de la plata que afectaba nuestra economía, el encarecimiento de materias primas como el carbón, coque y acero, además de que la mayoría de las empresas instaladas en el país preferían seguir comprando maquinarias y motores de vapor del extranjero, sobre todo de los Estados Unidos, como sucedía en Monterrey, Chihuahua, Coahuila y Durango. Por otra parte, la insuficiencia de transportes elevó los costos de producción y limitó la distribución nacional, entre otras razones. En suma, este caso ilustra varios aspectos que pueden ayudar a explicar porqué México en el siglo XXI sigue siendo un país tecnológicamente dependiente o importador de la tecno-ciencia inventada, innovada y patentada en el exterior. Pero al mismo tiempo, estos cambios y sus efectos durante el siglo XX abren oportunidades para desarrollar tecnologías propias, ajustadas a las necesidades del país y en función de los nuevos retos globales que plantea el desarrollo sustentable entre las actividades productivas y la naturaleza.
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